Joven estudiante continuará su carrera profesional gracias a la donación de una silla de ruedas especial
San José, Costa Rica, enero 2023.
Christopher Navarro, de 22 años, es portador de una malformación a nivel de médula desde su nacimiento.
Actualmente cursa el Diplomado en Laboratorio, en el Instituto Parauniversitario ASEMECO (IPA).
Christopher Navarro es un joven de 22 años, portador de mielomeningocele, una malformación a nivel de su médula, desde su nacimiento, lo cual lo obliga a depender de una silla de ruedas para realizar gran parte de sus funciones.
Aún contra todo pronóstico, Christopher se graduó con honores de la escuela y el colegio, y cursa actualmente el Diplomado en Laboratorio, en el Instituto Parauniversitario ASEMECO (IPA), del Hospital Clínica Bíblica.
Es así como el hospital, a través de su Programa de Acción Social, llega a conocer su caso, y se interesa por buscarle una silla de ruedas especial, la cual le permite ponerse de pie y así alcanzar las mesas altas de trabajo de los laboratorios clínicos, etc.
“Desde el Programa de Acción Social logramos brindarle a Christopher un abordaje interdisciplinario, por ser un caso muy específico. Fue así como le realizamos la valoración desde el área de Trabajo Social, con el fin de poder colaborarle y apoyarle con esta silla de ruedas”, explicó la Dra. Adriana Aguilar, médico general.
Parte de la familia IPA. Para Briansy Angulo, gestor administrativo del IPA, Christopher se ha convertido en parte de la familia, en estos dos años de estudio.
“Para nosotros es un orgullo poder aportar para que Christopher pueda tener esta silla de ruedas. Estamos seguros de que esta silla de ruedas le ayudará tanto académica como profesionalmente. Conocimos a Christopher cuando llegó a consultar sobre el proceso de práctica supervisada, y vimos la necesidad de esta silla, sabiendo que podía cambiarle la vida, realmente”, aportó Angulo.
Y es que la vida de Christopher, desde su nacimiento, ha sido una carrera por la vida. Así lo comentó la Sra. Rosa Campos, madre del joven, quien comenzó a luchar desde el día uno por la salud de su hijo.
“El primer golpe fue saber que venía con espina bífida, y me dijeron que no iba a vivir ni 24 horas. Siempre me alargaban el tiempo, y fue una espera eterna. Sin embargo, a los 3 años, tomé el valor de ponerlo en una silla de ruedas, fue la primera que tuvo, y lloré todo el camino desde la escuela de rehabilitación hasta mi casa, y como yo iba atrás, él no me veía llorar. De ahí en adelante tomé la decisión de enseñarle a defenderse con su silla de ruedas, y explicarle que era parte de su vida y que lo iba a llevar a donde él quisiera. Y hoy estamos aquí cumpliendo un sueño más”, detalló la madre.
Alma de guerrero
Christopher Navarro se mostró muy feliz, aunque un poco asustado, ya que “nunca había manejado una silla de ruedas automatizada”, confesó. “Estoy seguro de que esta silla es el principio de más facilidades, mejor movilidad en el hospital, en los laboratorios, y en mi vida”.
Así como lo comentó Christopher, su vida ha estado llena de retos, pero “aquí vamos, recolectando nuevas historias”.
“El orgullo más grande de mi vida es verlo a él con gabacha blanca, rompiendo todos los pronósticos. Lo que viene a hacer esta silla es ayudarle a hacer bien su labor y a seguir adelante. Estamos eternamente agradecidos con el IPA y el Hospital Clínica Bíblica”, concluyó Rosa Campos.