El momento de la detección de una lesión maligna de la piel, se vuelve trascendental para conocer las probabilidades de acceder a un tratamiento oportuno y dirigido. Por eso, la prevención y la consulta anual con el dermatólogo es clave para mantener una vida plena y vital.
El cáncer de piel se divide en dos tipos: el carcinoma que se presenta en el 95% de los pacientes (sin riesgo de muerte), y el melanoma (severamente mortal si se detecta en etapas avanzadas).
La Dra. Karla Arias, especialista en Dermatología del Hospital Clínica Bíblica, enfatizó en que el 50% de los casos de melanoma se diagnostican en zonas de la piel libres de lunares. Razón por la cual, es importante conocer el perfil de los pacientes propensos a desarrollarlo.
Cabe resaltar que este cáncer ocurre principalmente en la población de adultos mayores, con un promedio de 65 años. Pero además se presenta en cualquier parte del cuerpo, incluso en las mucosas y los ojos.
En el caso de las mujeres, es más frecuente encontrarlo en las extremidades. En los hombres, se diagnostica en la cabeza, el cuello, y el tronco. Entre los factores de riesgo se encuentran:
La herencia
La exposición solar
Tener la piel blanca
Tener muchos lunares porque dificulta la prevención y el monitoreo
Tener las defensas bajas
La exposición a sustancias químicas o gases
La Dra. Arias explicó que en su consulta acostumbra a hacer un mapa de toda la piel, “y así, mediante fotografías con equipos especializados, enfocamos la piel de todo el cuerpo e identificamos cada lunar: su tamaño, forma, y color. Esto nos permite tener un orden para saber cuántos lunares tengo, y dónde existen, con el fin de vigilarlos a lo largo del tiempo”, agregó.
¿Cómo y cuándo retirar un lunar sospechoso? “Lo que vemos en la práctica, son pacientes que llegan ya con un cáncer que ha invadido a otros órganos, y cuando nos ponemos a ver su historial nos topamos con que hace 5 años se quemaron un lunar que parecía peligroso, pero no se retiró por completo”, detalló la Dra. Arias.
Por esa razón, se considera clave saber identificar un lunar maligno, mediante estas señales:
Si presenta cambios de color, o enrojecimiento alrededor
Si comienza a picar
Si aumenta de tamaño o aparecen lesiones satélites
Si tiene un tipo de ulceraciones o hemorragias
Y es que, para tomar la decisión de eliminar un lunar, se requiere de una serie de estudios para determinar el riesgo, a través de una biopsia tradicional, o la microscopía confocal. Así, una vez detectada la lesión, se procede a quitar todas las células peligrosas dejando un margen amplio de seguridad más allá del lunar, o la zona afectada.
Pero, además, debe llevar un acompañamiento interdisciplinario, dentro del cual se encuentra un dermatólogo, un patólogo, un radiólogo, y un oncólogo.
Sólo así, y después de todo este proceso, se podría determinar el fármaco idóneo, y el inicio de un tratamiento dirigido y específico.
“Los avances de la medicina han hecho que baje la mortalidad por cáncer de piel, pero siempre me gusta resaltar y recordar que lo más importante es la prevención, y los chequeos anuales para llevar un control establecido”, concluyó la Dra. Arias.
Para conocer más detalles sobre este tema, le invitamos a escuchar el webinar organizado por el Hospital Clínica Bíblica, en el siguiente video: