Si su hijo tiene un bajo rendimiento académico y no avanza, si su capacidad o habilidad del juego está distorsionada, si nota un desequilibrio en sus emociones y hasta en sus sentidos, preste mucha atención, porque su hijo podría estar sufriendo algún trastorno mental.
Los trastornos mentales infantiles son patologías que se pueden presentar por genética o podrían ser generados por situaciones relacionadas con el ambiente en el que vive. Por lo general, se puede presentar un atraso en el sistema educativo y hasta la incomprensión por parte de su familia y sus compañeros de escuela.
Para la Dra. María Emilce Pessoa Gómez, Psiquiatra del Hospital Clínica Bíblica, “entre los problemas que se presentan en niños más frecuentemente, encontramos el déficit atencional, trastorno de control de esfínter, trastornos afectivos, trastornos ansiosos, el autismo y el retardo mental; por ende los niños manifestarán atraso académico, rechazo social y baja autoestima”.
Pero ¿cómo puedo saber si el desarrollo de mi niño es típico?
No perdiendo las citas con el pediatra.
Vigile también la capacidad del niño de sonreír y de vernos a los ojos. Más delante, observar cómo es su juego, su respuesta a los límites y como aprende de las experiencias y como logra autorregularse.
Ya más grandecitos, su tiempo de concentración.
En la etapa preescolar, ver su iniciativa, su socialización y capacidad de separarse de sus padres sin sufrir.
Y su capacidad para aprender académicamente.
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Para un buen desarrollo mental de los niños, se recomienda:
“Paz en la casa, apoyo académico, jugar en familia, limites firmes y sanos, expresión afectiva, comunicación, tareas hogareñas libre de machismos, validación constante de logros de los miembros de la familia, manejo cuidadoso de su autoestima, uso sano de tiempo libre, una escuela que estimule y complemente el abordaje familiar”.
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Si bien cada patología es diferente, la gran mayoría de los niños, con medicación se puede lograr una estabilización importante, que le ofrece a ellos y a su familia calidad de vida. Siempre es recomendable que en el centro educativo, al que acuden los niños, estén enterados del mal que sufre el menor.
La Dra. Pessoa manifestó “una buena salud mental infantil se puede prevenir siempre y cuando no sea genética. Para prevenirlo, evítele a sus hijos un ambiente familiar o escolar cargado de violencia, licor, falta de límites o por lo contrario cargado de responsabilidades donde no comparte con su familia valores ni la calidez del juego con su familia”.